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- El Efecto Shackleton y los No-Finales
Posted by : Aitor Calle García
24 de octubre de 2012
Es una historia de grandeza, de lectura triunfadora del fracaso.
El nombre de la nave era Endurance (resistencia). Y de alguna forma anticipaba que se trataría de una expedición exigente. Tan exigente como ambiciosa... tanto como para atraer a más de 5.000 candidaturas entre los lectores de esta carta, publicada en el Times de Londres:
“Se buscan hombres para viaje peligroso. Salario bajo, frío agudo, largos meses en la más completa oscuridad, peligro constante y escasas posibilidades de regresar con vida. Honores y reconocimiento en caso de éxito”.
Él, Ernerst Shackleton, tenia un objetivo, el cruce del continente helado de punta a punta a través del polo. La Expedición Imperial Transantártica (1914-1917). Sin embargo, la mala suerte se cebó con la empresa cuando su barco, el Endurance, quedó atrapado en una banquisa de hielo y fue aplastado lentamente...
Ese era el plan y el no-final de su empresa. El no-final por algo... Sir Ernest Shackleton emprendió la mas loca e ingeniua de las soluciones posibles. En un bote vagó a mar abierto más de 1.300km en busca de civilizacion y rescate para su tripulacion, que permaneció en el Endurance encallado. Funcionó; se salvaron, todos.
Su gesta ejemplar, digna de elogio, es uno más de esos no-finales a los que nos enfrentamos en cualquiera de las aventuras que suponen nuestros proyectos. Haciendo una lectura interesada, me quedo con la insistencia, constancia, intuición y capacidad de riesgo que asumió el aventurero irlandés, y sobretodo me quedo con la conclusión de que en cualquiera de nuestros aparentes fracasos se esconde un camino de realización y constante mejora, la mayoría de las veces con la necesidad de la pasión como vehículo.
Emprendamos, afrontemos nuestros no-finales :)
Ese era el plan y el no-final de su empresa. El no-final por algo... Sir Ernest Shackleton emprendió la mas loca e ingeniua de las soluciones posibles. En un bote vagó a mar abierto más de 1.300km en busca de civilizacion y rescate para su tripulacion, que permaneció en el Endurance encallado. Funcionó; se salvaron, todos.
Su gesta ejemplar, digna de elogio, es uno más de esos no-finales a los que nos enfrentamos en cualquiera de las aventuras que suponen nuestros proyectos. Haciendo una lectura interesada, me quedo con la insistencia, constancia, intuición y capacidad de riesgo que asumió el aventurero irlandés, y sobretodo me quedo con la conclusión de que en cualquiera de nuestros aparentes fracasos se esconde un camino de realización y constante mejora, la mayoría de las veces con la necesidad de la pasión como vehículo.
Emprendamos, afrontemos nuestros no-finales :)

